Es sábado, el partido del Club Deportivo Valdivia (CDV) es a las 20:00 horas. Ricardo se levanta y lo primero que se pregunta es ¿a qué hora vamos a ir al coliseo? Publica en la página de Facebook de La Marea Albirroja los horarios de los partidos por última vez durante la semana para incentivar a la gente que vaya a apoyar a su club local. Son las seis y media de la tarde, quedan treinta minutos para que salga al partido con su hermano y con su papá, pero antes tiene que engrasar su trompeta. Rutina que hace todos los fines de semana.
Él es Ricardo Rodríguez, 25 años, es uno de los pioneros y organizadores de La Marea Albirroja y es conocido por su famosa trompeta en los partidos del CDV, en el sector huachocopihue amarillo, que sincroniza a los fanáticos a gritar “¡Valdivia!” a todo pulmón después de cada cántico. Estudió administración en hoteles y restaurantes. Sin embargo, ahora trabaja en el Cineplanet de Valdivia, ya que después del estallido social en octubre de 2019, el área del turismo tuvo un fuerte golpe.
Con una sonrisa y con el polerón del CDV puesto, Ricardo explica los altos y bajos de este trabajo y cómo en ciertas ocasiones gente lo reconoce en la calle por ser el hombre detrás del sonido de la trompeta.
—¿Tú lideras la marea y tocas la trompeta?
—Sí. La trompeta que se escucha en el coliseo soy yo. Aprendí a tocarla en el colegio. Cuando inicié con la trompeta en las barras fue en el fútbol, pero siempre con la intención también de ir al básquetbol. De a poco empecé a ir al coliseo los fines de semana justo cuando llegaron Pedro Escalona con Gonzalo Aravena con la idea de hacer un espectáculo en el básquetbol. Así que la trompeta fue aceptada inmediatamente.
—¿Cómo nace la Marea Albirroja?
—Comenzó en 2015, en la temporada que salimos campeones. Un grupo de cuatro amigos queríamos viajar para apoyar al CDV de visita. Cuando se supo que queríamos salir, se nos acercó otro grupo de gente que nos ofreció un furgón para que viajáramos más personas. Días después tuvimos que arrendar un bus, porque el grupo siguió creciendo. Lo llenamos con cincuenta o sesenta personas aproximadamente.
Uno de nuestros primeros viajes fue inolvidable. Era el tercer partido de la serie contra Ancud al mejor de cinco. Valdivia ganaba dos a cero cuando viajamos a la isla. Terminó el partido y ganamos. Ahí es donde la experiencia se vuelve intensa. Estuvimos más de una hora encerrados en el gimnasio, porque los hinchas de Ancud estaban apedreando su propio gimnasio. Tuvimos que salir escoltados por Carabineros hacia el bus.
—¿Quiénes componen la Marea Albirroja?
—Diego y Ricardo Rodríguez, Kathy Lara, Patricia Riquelme, Pamela Escobar, Sebastián Peña, Claudia Cossio con su hijo Nicanor Vásquez y yo. Al principio nosotros teníamos un tambor chiquitito. Esa cosa hacía que ojalá todos aplaudieran al mismo tiempo y que la trompeta haga que la gente cante, dándole un tono a la barra. Ese es uno de nuestros objetivos hasta el día de hoy.
—Eso sí, ahora tienen 3.500 seguidores en las redes sociales.
—Sí. La marea albirroja tuvo muchos nombres. Al principio la página era para difundir los partidos, los horarios y hacer que gente vaya a el partido. Yo me preocupaba de crear el evento en Facebook y decir el rival. Hoy día esa pega la hacen Pedro Escalona y Gonzalo Aravena.
Algo que no muchos saben es que la página de la marea albirroja existe de mucho antes que la del CDV. Además, no había mucha ropa del club como existe hoy. Gracias a LivePro vestimos orgullosamente los colores del CDV. Personalmente tengo mi polerón del equipo y de Chile. Ahora estoy ahorrando para comprarme la camiseta del club.
—¿Es muy difícil la pega?
—Es un trabajo duro. Hay que juntar y picar el papel. Comprar y llevar los globos. Asegurar que se inflen los globos. Por mi parte me encantaría que cada sector tuviera un líder y digan "nosotros vamos a llevar globos rojos", "nosotros blancos", etc.
Al final, cuando hay un grupo que se organiza la gente busca que ese grupo les lleve todo. Hubo un tiempo que se nos hizo agotador. Hacer los viajes y llevar la batuta. Luego apareció otro grupo, que es la hinchada del CDV. Ellos hacen un buen trabajo y siempre estoy atento a lo que hacen, para complementarnos. Todo el esfuerzo vale la pena cuando ves al público alentar y disfrutar con energía a nuestro gran CDV.
—Igual uno se identifica con tu trompeta, cuando suena se sabe lo que hay que gritar.
—Me da cierta risa. No me considero una persona conocida. De repente la gente me saluda en la calle y es raro. En la calle me dicen "el trompeta" o niños chicos me dicen "oh el trompeta del coliseo" es él. Me alegra mucho y por eso trato de cuidar mi imagen. Hay gente que me pide que les enseñe a tocar o personas que me han ofrecido formar parte de una banda o proyecto. Lamentablemente, no muchos se concretan, pero la invitación motiva a seguir mejorando.
—¿Cómo fue tú reacción y sensación respecto a que se cerró la temporada debido a la pandemia?
—La verdad es que nos pilla a todos por sorpresa. Se fue todo. ¿Seguiremos siendo campeones otro año? Tengo "cedeveitis", una enfermedad por el CDV. A veces tengo insomnio y veo partidos viejos en el teléfono o un banderazo. Soy abonado y me gusta estar cerca de la cancha.
Mi partido favorito es el quinto en Concepción en el 2016, con el golazo de Erick Carrasco. Éramos muchos en un rincón en la Casa del Deporte. Trae buenos recuerdos, que nunca me voy a olvidar.
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